De hecho hay un ser que sos,
bordeando la cima del hombro
radicás en una perspectiva sin panorama.
Supongo que he dado lugar a que seas
y entonces estás.
Te observo sin saludar:
andás siempre por acá
y la cuestión es un mero abrir de ojos.
Dormís con los escalofríos de mi vientre,
y esas veces agitadas en que soñás la vigilia,
los despertás y se me expresan.
Puede que si, y que
con aquel cuerpo que te posee
leas y te encuentres
o puede que no, y sólo
con aquel cuerpo que te posee
escribas y te descubras.
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