Está cada cosa en su lugar,
quieta y latiendo,
como si nada.
Y ellas no saben
(y yo sé),
el polvo que cargan
aun no es suficiente.
Están las cosas viviendo en la casa
como siempre,
latiendo quietamente,
a la espera,
en la frontera del movimiento
y a punto del uso doméstico.
Ellas no saben
(pero yo sé)
y son huérfanas ahora
de vida y de sentido.
Las cosas todas,
muertas e impávidas,
en paz serena reposan,
quietas y sumisas.
Ellas no saben
(y yo sí sé)
y todo yace aquí,
ido.
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