Fui de a poco con las ganas hasta que al fin el cuerpo me llegó a tu puerta.
Cuando estaba allí batí palmas para llamarte a mi lado y reencontrarnos.
(Es que extrañaba tu presencia, tu esencia y tu precisa incongruencia.)
Y luego porque quería exprimirte un rato esa tribu de palabras mancilladas, tan grotesca y bélica y hermosa, que vive entre todas las tribus que te viven.
Para unirlas a esa cofradía de palabras mías, sedientas de puntas de flecha y cánticos, que vive entre todas las cofradías que me viven.
Como si no se hubieran vuelto locos nuestros seres de solo hallarse en su reencuentro, alguno (vos o yo) lo hizo poesía.
me gustan tus escritos, mujer
ResponderEliminarmujer, me gusta que los conozcas
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