viernes, 28 de octubre de 2011

Del arte de querernos

Entonces toco, pero sobre los blancos y buscando con miedo los negros, y espero que del piano se componga esa música fascinante que lograba escucharte tararear entre sueños, entre bondis, entre duchas.
Y si me le animara a los negros, luego, quizás, podrías escucharme también en los ratos en que no estás pero igual nos sentimos cerca.
Ay, si un día te vas, ¿habré estado a tiempo? A tiempo de hacer sonar lo mío en lo tuyo para que te descubras cantándome.