miércoles, 8 de febrero de 2012

Podemos llorar,
si.
Pero en nada va a ser cierto.
Será sólo otro revés de los miedos
para caer en la tentación de lo más idiota del romance.
Difrutemos,
hagamos un poco de arte,
no esperemos nada,
entreguémonos a todo
(y así quizás, sí, llorar un poquito).
Lo cierto
ya es cierto:
podés decir te encanto
y no podré más que afirmar y reir.
Podrá ser que seamos sólo lo títere del juego de una magia. Y entremos todos en su hechizo como en una lisergia dilatada. ¿Podrá ser que creamos el amor por todo o es que creamos el amor por todo?

Podrá ser que nos entreguemos. Y entonces seamos lo danzarín en la música del arte. No sea cosa de hilos que nos ríen de ironía, si no cosa del abrazo que nos dejan y encadenan las místicas viajeras.